Caminaba Leonora por aquella mansión que
parecía cada vez más grande, era como si se ahogara en su soledad, como si el
mismo aire la asfixiara y a medida que los días pasaban su tristeza la consumía.
¿Su único consuelo?… los libros, ¿su única esperanza?... una vela de luz
pálida, ¿su único contacto con el mundo?... su sombra, y sin saberlo ésta
ultima la tenía aprisionada en aquel rincón de su mente donde sus miedos
descansan y sus pesadillas la absorben, ahí donde el depredador más grande es
la noche eterna, donde el infierno la abraza.
Sí, la sombra aguarda de manera paciente…
espera a que el cuerpo que posee entre en trance a causa de los sueños, espera
a que la luna salga para así sentirse como en casa… la sombra no solo es una
silueta que se refleja por la luz del sol, o de las linternas, esta sombra es
hija de la luna, es la cara oscura de aquel magnifico astro, es tan bella y tan
misteriosa como la luna nueva, pero también es cruel y agresiva como la
oscuridad del vacío, la oscuridad del abismo, de agresividad indomable.
Leonora, por su lado, es tímida, frágil,
bella e inocente… una mujer de buenos modales, de actitudes propias y de
belleza inmaculada, apenas es una niña, esa pequeña flor que crece y se
marchita sin florecer, ahí en la oscuridad de las sombras, ahí donde nadie la
ve, donde nadie la aprecia… es una pobre desdichada, víctima de su cruel
destino, víctima de su propio infierno, de sus propios demonios… ahí entre
lamentos, bajo su cruel tormento, entre los círculos que protegen al fuego eterno,
entre las almas que rodean y consumen su suerte atroz, abrazada al hijo del
mal, unida a él por un lazo de sombras creado con el flujo de la noche, la
belleza de la luna y las estrellas, así de bello es aquel lazo y así de
aterrador es su triste destino…
Resignada a estar entre tinieblas, resignada
a la oscuridad de las sombras, así Leonora se extingue, se consume, se carcome,
se erosiona… así su sombra renace, reencarna, resucita… así el ciclo se repite
una y otra vez, día tras día, noche tras noche y vuelve a comenzar…