En la aldea, la gente está llena de temor,
nadie sabe de dónde viene ni a dónde va, el único indicio de que algo aterrador
pasa por la pequeña ciudad es que todas las noches se puede ver a una mujer
vagando por las calles, nadie sabe de quién se trata pero dicen que es la
asesina de las sombras, muchos se han encontrado con su cruel mirada aun cuando
esta parece no tener rostro, algunos han sobrevivido a su encuentro, pero otros
no lo han logrado, lo último que ven es como la vida les es arrebatada por
aquella misteriosa doncella de lúgubres intensiones.
Cada día al caer la noche, todos corren hacia
sus casas esperando no ser sorprendidos por la mujer que parece provenir de las
tinieblas del inframundo; sin embargo nadie está a salvo, los más vulnerables
son el campanero de la iglesia, el hombre que cuida el panteón y los indigentes
que duermen en la calle, pero eso no exenta a las familias que duermen en sus
casas, pues ella viaja entre las sombras, atravesando muros, puertas y
ventanas, no importa lo mucho que las personas se resguarden todos están
expuestos, los nobles y plebeyos, caballeros y doncellas, incluso los niños
están expuestos a tal catástrofe.
Muchos dicen que esta mujer es la muerte en
persona, pero otros dicen que es obra de aquel hombre que vive en la colina más
alta de aquella aldea, creen que aquel hombre es el responsable, los rumores
dicen que él ha pactado con el diablo y que se alimenta de sangre de los
inocentes para poder vivir, otros creen que aquella mujer es la princesa Rebeca
sedienta de venganza por aquellos que le arrebataron el trono, ¿Cómo estar
seguros de que sea ella si nadie sabe si en verdad está muerta o aún vive y espera
el momento adecuado para volver?
Nadie está seguro de que o quien sea lo que
asecha al pueblo por las noches, pero algo sí es seguro, es evidente que nadie
está a salvo en aquella ciudad mientras aquella mujer siga rondando por las
oscuras y desprotegidas calles.
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Gritos de la sombras