La leyenda de la chica de las sobras había
recorrido ya varias poblaciones cercanas, con el rumor de que aquella mujer
pudiera ser el fantasma de la princesa Rebeca, desaparecida hacía más de 27
años. Muchos sacerdotes que habían creído en dicho mito habían viajado desde
muy lejos para intentar exorcizar a la temible criatura; sin embargo, ninguno
de ellos lo había logrado todos habían muerto entre la intimidante oscuridad de
la noche.
El conde Darío, que aterrado estaba de que
efectivamente esta chica de las sombras pudiese ser la princesa desaparecida y
que estuviese buscando su venganza, mando llamar a un grupo de alquimistas y
caza fantasmas que provenían de Londres, sabía que este singular grupo había
logrado salvar a muchas de las ciudades aterradas por bestias y fantasmas
tiempos atrás, desde Transilvania hasta San Petersburgo.
Así que mando traerlos a Francia para que se
encargaran del asunto de la temible chica.
Era una mañana hermosa cuando este grupo de
caza fantasmas llego al palacio donde gobernaba cruelmente aquel conde que se
creía el rey y absoluto soberano de toda Francia. Le sorprendió que el grupo
estuviera conformado únicamente por cuatro personas que no rebasaban los 38
años de edad, el grupo estaba conformado por un sacerdote que parecía ser el
más grande de ellos y quien aparentemente lideraba a dicho grupo, también iban
otros dos hombres que parecían ser expertos en el manejo de armas y por último
estaba una mujer que decía conocer por completo el mundo que rodeaba a las
fuerzas oscuras ya que ella provenía de una familia que fue convertida en
hombres lobo, siendo ella la única que logró escapar de ser mordida por estos
monstruos.
El conde les dio las indicaciones de a donde
debían dirigirse para encontrarse con lo que podría ser la peor de sus
pesadillas, les explico que dicha aldea comenzaba a encontrarse vacía por las
muertes que habían ocurrido, que otros habían tenido la oportunidad de marchase
y por lo tanto la población era muy poca.
Tras explicarles todo con detalle, dio
órdenes de fueran descansar y que partieran a la mañana siguiente.